Una “mente enfermiza” hace saltar las alarmas en el Cabildo hablando de maletines y corrupción
EL CONSEJERO DEL PIL AMENAZA CON LLEGAR A LAS MANOS PARA INTENTAR CURARLE SUS OBSESIONES
Una preocupante patología se ha detectado en el Cabildo Insular de Lanzarote, haciendo saltar todas las alarmas. El propio Cantinero Mayor de la Ínsula, Pedro San Ginés, ha tenido que tomar cartas en el asunto ante el temor de que se esté contagiando a otros consejeros o, lo que es peor, a la población. “En ocasiones veo corruptos”, ha confesado la “mente enfermiza” del podemita Carlos Meca, que ha abierto los ojos a su dolencia tras escuchar las cariñosas y preocupadas palabras que le dedicó el presidente en el último Pleno.
“Todo comenzó hace ya muchos, muchos años, cuando veía delitos que la Fiscalía entonces no veía, pero la cosa se agravó al llegar al Cabildo”, admite Meca, mientras se le agudiza un persistente tic en el ojo y aflora una incipiente bizquera. Por desgracia, expertos en la materia han confirmado que las condenas del caso Unión y, sobre todo, las confesiones del caso Yate, no han hecho más que agravar su patología.
“Ve maletines por todas partes”, advierten con preocupación las crónicas de la prensa rosa de la isla. Aunque estas crónicas se han centrado desde hace años en reflejar el glamour y el estilo de la élite local –a modo de revista Hola insular- y han estado alejadas de las desagradables noticias del populacho y la corrupción, desde hace meses se han visto obligadas a poner el foco en este consejero, que amenaza con romper la bonita armonía que reinaba en la isla, donde hasta hace poco se respetaba a los caciques y ‘terraocupantes’ como es debido.
Por eso, han iniciado una saga de reportajes de investigación, para los que han contado con sus habituales ‘analistas’ y ‘fuentes solventes’. Ellos confirman que lo que de verdad “le da rabia” a Carlos Meca, pero mucha rabia, no es que se beneficie con dinero público a amigos sobrevenidos, novias sobrevenidas y empresarios sobrevenidos -que pagaron dádivas sobrevenidas-, sino que Pedro San Ginés sea más guapo y que tenga un despacho más grande. Y encima, con sillones nuevos que ya no hacen ni gracia cuando se sienta.
Por su parte, consejeros como Manuel Cabrera han empezado a abogar incluso por solucionar esto como lo harían los hombres que votan a pecho descubierto, es decir, a hostia limpia; mientras que otros han tenido que echar mano del frasco de sales en más de un Pleno para no desvanecerse ante palabras tan malsonantes como sobornos y corrupción. “¿Dónde ha quedado el señorío de ataño?”, preguntaba Marcos Bergaz a sus amigas durante la partida de bridge de los jueves, mientras se quitaba el sofoco con un abanico. La situación en el último Pleno llegó a tal límite que a punto estuvo de intervenir el doctor Sosa, aunque finalmente no pudo hacerlo porque estaba demasiado confundido. De hecho, en lugar del botiquín terminó sacando unas aletas, un tubo de snorkel y una piragua hinchable, y abandonó remando la sesión.
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Carlos pon la cara