San Ginés ofrece a Kim Jong-un los Centros Turísticos como objetivos de sus próximas pruebas nucleares
“QUE EMPIECE POR JAMEOS, QUE CON EL MUSIC FESTIVAL NO TERMINA DE CAER”
El presidente del Cabildo de Lanzarote se ha puesto en contacto con el presidente de Corea del Norte para pedirle formalmente que ponga a los Centros Turísticos en la lista de objetivos para sus próximas pruebas nucleares. Pedro San Ginés ha explicado en una misiva enviada a Kim Jong-un que el Cabildo lleva años intentando acabar con los Centros, pero que la estrategia de contratar a José Juan Lorenzo y esperar a que los arruine se ha mostrado “exitosa, pero excesivamente lenta”.
San Ginés ha explicado a los medios de comunicación que la situación de conflicto de los Centros Turísticos requiere de medidas “extremas y novedosas”, y que además la celebración en la isla de pruebas nucleares podría abrir “nuevos nichos de mercado y de los otros”. “El chorrito de vapor en Timanfaya no está mal, pero ya está muy visto. La idea de poder disfrutar de la visión de un hongo atómico es muy atractiva para diferenciar nuestro destino turístico y para reforzar la línea de promoción iniciada con el museo submarino”.
Sobre el posible orden de destrucción de los Centros Turísticos a base de bombas nucleares, el presidente del Cabildo ha mostrado sus preferencias. “Yo empezaría por los Jameos del Agua, porque le tengo unas ganas especiales. Mira que llevamos años intentando su derribo a base de organizar el Music Festival, pero hasta la fecha solo hemos logrado abrir fisuras en el techo del auditorio y el desprendimiento de grandes rocas del techo sobre el lago, pero nada serio. Yo ya he propuesto subir el volumen y hacer conciertos de música electrónica todos los días, pero ni así me garantizan los técnicos que la destrucción sería total. Necesitamos garantías”, dijo San Ginés.
El consejero delegado de los Centros, José Juan Lorenzo, ha ofrecido algunos detalles del proyecto: “La idea sería ir celebrando diferentes happenings en cada uno de los Centros, donde instalaríamos unas cien sillas para que los turistas puedan disfrutar en primera fila del bombardeo. Una vez aniquilados todos los Centros, contrataríamos a una empresa de mi familia para los trabajos de reconstrucción y volveríamos a repetir los bombardeos cada cinco o seis años. El único Centro que no se tocaría sería el museo submarino, porque Jason deCaires es un ecologista convencido y no ha visto con buenos ojos que sus esculturas reciban radiaciones nucleares, porque por lo visto alteraría el ph del cemento que utiliza y podría contaminar el mar. En fin, cosas de artistas”.
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