- ¡Denigrante! ¡Denigrante!
- Tranquilo, hombre, tranquilo
- ¿Cómo quieres que esté tranquilo? Este hijo de puta no hace más que reírse de nosotros, alguien tiene que pararle los pies como sea. ¡Ya está bien!
- Si, pero ¿qué hacemos?
- ¡Lo que sea, joder! ¡Yo al menos no paro de repetir que es un nazi y un pederasta, pero ustedes no hacen nada!
- Hombre, Fofi, nada nada tampoco. En los plenos siempre le soltamos un chascarrillo sobre el senador y le recordamos que es un apestoso condenado por la Justicia. Lo que pasa es que se lo decimos y no para de reírse el cabrón.
- ¡Eso no es suficiente! ¡Hay que acabar con él! ¿Es que no se dan cuenta? ¡Como esto siga así lo van a lamentar las próximas elecciones!
- Bueno, a ver, hagamos una lluvia dorada de ideas o como se diga. ¿Quién empieza?
- ¡Hay que promocionar a Benjamín! ¡Seguro que les quita un montón de votos!
- No sé, Antonio, ya se intentó a nivel nacional y mira, la gente no es tan tonta y se dio cuenta enseguida de que son el PP disfrazados.
- ¡La querella! ¡La querella!
- ¿Qué querella?
- ¡Hay que meterle una querella! ¡A lo bestia! ¡Una bien gorda, de esas que duelen al entrar!
- Pero es complicado. Primero porque le damos publicidad gratis y lo van a entrevistar hasta en la cochinchilla. Y segundo porque no creo que la denuncia vaya a ningún lado, ya ni siquiera es tan faltón como antes.
- ¿Entonces? ¿Lo de siempre? ¿Le ponemos un detective?
- Pero si es un amargado que no sale de su casa, le vamos a pagar a un detective para que se toque los cojones y no vamos a sacar nada.
- ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No lo soporto! Ya casi nadie me llama por mi nombre y sé que la gente cuchichea a mis espaldas en los pasillos del Cabildo cada vez que me saca. ¡No puedo más!
- Tranquilo, pollardela, que nadie se ríe de ti, tranquilo.
- A ver, relax. Se trata de hacer las cosas con cabeza, y yo tengo la solución perfecta.
- ¡Por fin! ¡Cuéntalo, cuéntalo!
- Desde hace meses pido que me suban a presidencia la basura que genera en su despacho, y creo que sé cuál es su punto débil.
- ¿En serio? ¿Qué es? ¿Algo sucio? ¿Coca? ¿Canutos? ¿Plumas de pardela? ¿Hamburguesas del Cuco? ¡Lo voy a fundir en el café de periodistas!
- No, no es nada de eso. Por los restos de su papelera creo que podría ser adicto a los borrachos de Lolita.
- ¿Qué?
- Sí, los dulces de Lolita, joder. Es adicto declarado.
- Pero, ¿y cómo lo vamos a hacer?
- Muy sencillo. Que alguien llame a Lolita a ver si nos pueden mandar un cargamento de cien kilos de borrachos recién hechos y que se le ofrezca una tanda como esa a la semana si deja de meterse con nosotros. ¿Qué les parece?
- Eres un genio, Pedro. Pero si no acepta me los dan a mí, que yo los puedo reciclar.
- Eres incorregible, Monti.