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Creado en 29 Abril 2010 0 Comentarios

Una velita a San Ginés

sangines

Muy insensibles teníamos que ser para pasar de largo la noticia más importante de la historia de Lanzarote. Y no nos referimos a que una eminencia como el pepero Candidiasis Reguera se haya proclamado alcalde de Arrecife con un puñado de apoyos malolientes, sino a las dos operaciones policiales que han convertido el juzgado número 5 en un fotomatón de la delincuencia insular.

Así que aquí estamos de nuevo para seguir haciendo lo que siempre hicimos, pero ahora desde una perspectiva algo diferente. Porque antes podían decirnos que éramos unos salvajes y unos radicales, pero ahora… después de leer algunas de las perlas que nos ha regalado el sumario del caso Unión, bien se puede decir que fuimos unos blandengues, unos acojonados que no contaron ni la mitad de lo que pasaba. Pero para eso estamos aquí ahora.

Tenemos que reconocerlo: se nos cayó la baba con las historias de Lleó, Becerra, Dimas, Matías Curbelo, Plácida Guerra, Segundo Rodríguez, Honorios… se podría hacer un culebrón con las aventuras de la mafia del PIL y seguro que sería un éxito. Nosotros no llegaremos a tanto, pero sí repasaremos los entresijos de la mejor noticia que ha conocido esta isla, la que destapó al fin las alcantarillas que estaban a punto de reventar.

Todo eso sin olvidar que en nuestra ausencia se dio un cambio de gobierno en algunas instituciones insulares que colocaron como presidente del Cabildo a uno de esos muchachos de los que uno suele pensar: “qué pena que se fue al lado oscuro, con lo listo que parecía”. En la foto de la viñeta está un poco cambiado. Casi se le puede adivinar una especie de doble personalidad, como si tuviera un ojo en el Cabildo y otro en el Sur, allá donde los hoteles ilegales siguen siendo un problema para algunos amiguetes en apuros.

Por cierto, no queremos regresar sin dar las gracias a las cientos de personas que nos han escrito en este año y pico, primero para pedir que no nos fuéramos y después para pedir que volviésemos. Ellos también son los culpables de que hoy estemos aquí.

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