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Creado en 11 Mayo 2011 0 Comentarios

La entrevista

jorgecoll

El Agitador: En agosto se cumplen 30 años de la aparición del semanario Lancelot. ¿Cómo recuerda aquellos días?

Jorge Coll: Pues con toda la ilusión y el idealismo que proporcionan los pocos años. Por aquel entonces teníamos la convicción de que el periodismo era una profesión decente y que podía ser una herramienta de primer orden para mejorar la isla en la que vivíamos, que tenía una cantidad de carencias enormes en aquel tiempo.

EA: ¿Y cómo fueron evolucionando esos ideales?

JC: Ya se sabe cómo son estas cosas. Esas teorías utópicas están muy bien, pero a la hora de la verdad hay que comer, hay que regar el jardín, te tienen que limpiar el chalet y hay que llenar de gasolina el Mercedes. El mundo no era tan sencillo como imaginábamos, y después está el poder y todo su potencial de seducción. Es muy fácil decir que nos hemos vendido cuando no has visto de primera mano lo que es el lujo.

EA: Usted escribió en 1981: “Lo peor no es que perdamos nuestro acervo cultural sino que también nos quedemos poco a poco sin un lugar que no esté desnaturalizado por la especulación precipitada de unos cuantos inconscientes –pero muy conscientes de lo que es ganar dinero fácil sin escrúpulos”. ¿Cómo se siente al leerlo hoy?

JC: La verdad es que prefiero no leerlo. Yo era joven e inexperto y no había probado aún el caviar iraní de Juan Francisco. La vida da muchas vueltas y puedes madurar de muchas maneras, y yo pude elegir entre hacer un periodismo digno siendo fiel a mis valores y hacer propaganda para favorecer a aquellos a los que odié, mientras vivo como un marajá. ¿Alguien me puede juzgar por haber elegido lo segundo?

EA: También escribió que “Muchos alegarán la necesidad imperiosa del sector turístico para la buena marcha de la economía canaria. No deja de ser una falacia. Somos los canarios, en primer término, quienes estamos llamados a defender nuestro patrimonio evitando desmanes y denunciando a los buitres devoradores de la carroña turística”.

JC: Era una manera de decir las cosas, tampoco hay que tomarlo al pie de la letra. Y hay que recordar que los buitres carroñeros son útiles para el ecosistema, ya que eliminan restos orgánicos y contribuyen a su reciclaje. Dicho que otra manera, los carroñeros no dejan de ser tan ecologistas como lo era yo, y ese era en el fondo el mensaje. En eso he madurado mucho, he abierto los ojos como quien dice. Es fácil criticar al poderoso cuando no has traspasado los muros de su casa, cuando no has entrado en su zoológico y has contemplado la majestuosidad de sus cisnes. Yo descubrí que esos buitres eran en realidad gente sensible, con una pasión irremediable por el buen vivir, y que para mantener ese nivel de vida era necesario un cierto nivel de desarrollo económico en la isla. Y le aseguro que a bordo de un yate de 20 metros de eslora y a una distancia prudencial de la costa los hoteles casi ni se ven”.

EA: ¿Desea trasladar algún mensaje final a sus televidentes?

Sí. Me gustaría hacer un último esfuerzo por lograr la comprensión de los lanzaroteños. Créanme. La vida no puede ser la misma cuando has tenido en la mano un cierto número de billetes de 500. No sé si será por el color, ya que según el Feng Shui el morado ayuda a calmar el sistema nervioso y a elevar el funcionamiento de los órganos genitales, y lo que es innegable es que el color de un billete de 500 me pone como una moto. ¿Y a quién no?

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