Siguen cayendo piezas

Hooky, Cooky y Kiko, las mascotas del centro de ocio Kikoland perteneciente al hotel Princesa Yaiza, han pasado a disposición judicial tras destaparse su implicación en el caso de la usurpación de terrenos de titularidad pública por parte de las instalaciones recreativas.

“Tenemos motivos para creer que las mascotas no jugaban un papel meramente lúdico, sino que eran perfectamente conscientes de que trabajaban sobre una zona verde del ayuntamiento”, afirman desde la fiscalía. “Además, en el caso de Hooky, al ser un pirata, es muy posible que actuara también como testaferro de Juan Francisco Rosa, el propietario del hotel”.

La noticia ha caido como una bomba en el sector infantil. Miles de niños se lanzaban ayer a las calles para pedir la libertad de las tres mascotas, al tiempo que defendían su inocencia. “Kiko me hacía reir mucho”, declaraba Guillermito, de 6 años, “y está clarísimo que el que mueve los hilos es el dueño y que se están cogiendo a estos tres pobres diablos como cabezas de turco”, añadió.

Isabelita, de 8 años, nos comenta que “nunca noté nada raro en su comportamiento, aunque Hooky era un poco raro y siempre trataba de robarnos las golosinas. Pero como es un pirata lo vi normal”.

Por su parte, Rodrigo, de 9 años, declaró que “cuando nos decían que Kikoland era un paraiso de ilusiones nunca pensé que se referían a que estaban ocupando ilegalmente terrenos del ayuntamiento. Está claro que hemos sido engañados por los responsables del establecimiento”.

De momento, los niños ya han conseguido medio millón de firmas a través de change.org para la puesta en libertad inmediata de las mascotas.

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