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“NOS VINIMOS ARRIBA CON LOS ANGLICISMOS”, DICEN

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“No tenemos muy claro ahora mismo si es una app para el móvil, una carrera por La Geria o un concurso para elegir al chef de tapas más original, pero tenemos claro que la Lanzarote Cognitive Fucking Good será un acontecimiento único para los habitantes de esta isla y para los turistas que nos visitan”. El servicio de Promoción y Desarrollo del Cabildo reconoce desconocer en qué consiste el último evento organizado por el área, aunque matizó que “solo el nombre que le hemos puesto ya supone en sí mismo un foco de atracción importante para millones de personas”.


En un escueto comunicado, el Cabildo ha asegurado que “teníamos claro que necesitábamos algo diferente, porque el Saborea Lanzarote no se puede estirar más y el momento en que se acabara la imaginación con las tapas tenía que llegar. Entonces pensamos que organizar algo que incluyera en el nombre las palabras “Fucking Good” sería un éxito inmediato. Nos pusimos sobre la marcha con la infografía, lo carteles, la página web... pero lo cierto es que al final se nos fue la olla con lo que iba a ser el evento y nadie se acordó de darle un poco de forma”.


“Puede ser que nos hayamos venido arriba con los anglicismos”, reconoce el presidente del Cabildo, pero lo importante es hacer de la necesidad virtud, por lo que, después de la experiencia del teatro insular, vamos a aprovechar la circunstancia para abrir un proceso de votación entre los ciudadanos para que sean ellos quienes nos digan qué quieren que sea la Lanzarote Cognitive Fucking Good”.


San Ginés apuesta firmemente por la participación ciudadana y ha confirmado que en breve los ciudadanos podrán votar online el color de la chaqueta que se pondrá en los plenos del Cabildo. Para el presidente “son estos detalles los que hacen que la gente se implique en política, que puedan elegir nombres de teatros, el color de mi ropa... eso sí, los museos y las inversiones importantes las decido yo porque la gente no tiene mucho criterio a veces y son capaces de votar que prefieren una residencia de ancianos antes que un museo submarino”.

 

 

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