El último hat trick de ilegalidades de Rosa le sitúa como favorito para ganar su octavo Ladrillo de Oro

VOLVERÁ A SER EL PACHICHI DE LA TEMPORADA

Juan Francisco Rosa sigue engordando su leyenda con unos registros esta temporada al alcance de muy pocos. Su última hazaña ha sido conseguir un hat trick de ilegalidades al lograr intentar meter tres goles a los ayuntamientos de Yaiza y Tías con sus obras en el hotelito Stratvs, en el campo de golf de Tías y en el hotel Fariones de Puerto del Carmen, todas ellas paralizadas y a la espera de informes.

Por todo ello, Rosa se ha convertido a estas alturas en el principal favorito para hacerse con el trofeo Pachichi de esta edición (este galardón, que se entrega al máximo artillero ilegal de la temporada, toma su nombre del yate de José Francisco Reyes, cuyo atraque fue el soborno con que fue conseguida la licencia del puerto deportivo Marina Rubicón), además de tener a tiro su octavo Ladrillo de Oro, el premio al mayor delincuente urbanístico de Europa.

“La idea es seguir paso a paso y no obcecarme con conseguir títulos”, ha explicado el empresario. “Hay que ir obra a obra, proyecto a proyecto, pues no hay juez pequeño y cada día el adversario es más fuerte y está más pendiente de mis jugadas. Pero soy optimista respecto al futuro y confío en que la petición de 25 años de cárcel por mi bodega Stratvs finalmente se reduzca a tres o cuatro partidos de sanción. Tenemos equipo, recursos y medios de comunicación para lograr todos los objetivos que nos marquemos”, añadió.

Las vitrinas del rey mundial del chanchullo urbanístico están repletas de trofeos: el aparthotel Fariones, con sentencia firme de derribo y funcionando a pleno rendimiento desde hace décadas, los hoteles Son Bou y Princesa Yaiza, el puerto deportivo Marina Rubicón o la bodega Stratvs son algunos de sus mayores triunfos ante la Ley, pero Rosa, como buen jugador humilde, valora otras cosas: “He construido donde nadie más podía hacerlo, he arrasado con playas vírgenes y he sacado miles de camiones de picón del corazón de la zona más protegida de la isla, La Geria. Pero al margen de estas hazañas, si he de elegir un momento especial, si tengo que quedarme con un recuerdo, sería sin duda haber conseguido que mi amigo Pedro San Ginés desmantelara la oficina del Plan Insular, que tantas trabas ponía a mi carrera criminal, y le cortara la cabeza a su director. Pocas veces en mi vida he disfrutado tanto de mi poder”.  

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