Nuestra entrañable consejera de Turismo, Rita Lassoterapia, está de lo más envalentonada. Después de repetir en los medios la chorrada esa de que la delicada situación jurídica de los hoteles ilegales causa una “mala imagen” para la isla, se ha atrevido includo a autoproponerse como “árbitro” de unas futuras negociaciones entre el Cabildo de Lanzarote y los traviesos promotores que se pasaron la ley urbanística por el arco del triunfo.
Más claro no lo pueden decir: el conflicto de los hoteles ilegales se va a resolver como si fuera un partido de fútbol, así que váyanse preparando para escuchar algo parecido a esto los próximos meses:
El Cabildo saca de centro y manda el esférico a campo contrario de un fuerte patadón cargado de sentencias favorables. El alcalde de Yaiza recibe el balón, mira al de Teguise y se la pasa, éste hace un par de regates y presiona por la banda mientras la delantera mediática formada por Coalición Canalla y el PP tratan de agobiar a la defensa del Cabildo.
Asolan se suma al ataque y es apoyado por Felatiopyme y la asociación de la construcción. En la defensa ecologista parece haber un agujero, pero los argumentos de los empresarios son tan absurdos que todos los disparos van al palo. Tras varios tiras y aflojas, a diez minutos para el final, salta al terreno de juego el crack Juan Francisquinho, que compra el estadio, el club, a los aficionados, al árbitro y a un juez que pasaba por allí, y finaliza el partido. Los hoteles se quedan donde están, se les piden disculpas por las molestias sufridas y, en la rueda de prensa posterior al encuentro, la presidenta del Cabildo dice que su equipo hizo todo lo que pudo pero que no hubo suerte de cara a gol. La sostenibilidad parece condenada al descenso.