La semana pasada pudimos disfrutar de una de esas noticias que a veces nos hacen pensar que la gente saldrá un día a la calle con antorchas y pegará fuego a los bancos primero y a las instituciones públicas después.
En mitad de la crisis, con las hipotecas por las nubes y el poder adquisitivo del 90% de las familias españolas cayendo en picado, se hicieron públicos los beneficios de los tres mayores bancos españoles, Santander, BBVA y Popular en el primer trimestre de 2008: 4.000 millones de doláres, un 20% más que en el primer trimestre de 2007.
¿Cómo debemos llamar a esta situación? ¿Robo legal? ¿Expolio consentido por el Gobierno? ¿Atraco masivo del siglo XXI? La noticia, así redactada, no deja de ser una obscenidad en estas circunstancias, como lo es el hecho de que nuestros gobernantes no hagan nada por evitar la sangría que están perpetrando los bancos a la mayoría de familias españolas.
Y si no, al menos, que nuestros gobernantes expliciten la situación. Que reconozcan que por encima del poder legislativo, ejecutivo y judicial planea el poder de la gran banca, y así al menos sabremos que lo de ir a votar cada cuatro años sirve para elegir a los monaguillos de los que realmente tienen la sartén por el mango.