“Sospechamos, sospechamos, sospechamos, que la utilización de colocar este centro de inmigración en Lanzarote es para obtener los empresarios de esta isla mano de obra barata”. No, no lo dijo ningún líder de ultraderecha, ni el portavoz de ningún colectivo vecinal racista. Las declaraciones las realizó esta semana en la Cadena Ser el más inmoral que nunca Luis Inmorales, que sigue demostrando cada día que la palabra responsabilidad no entra dentro de su vocabulario habitual.
Si el discurso relativo a la inmigración de Coalición Canalla ha sido alarmante en los últimos años, en ocasiones como esta, en la que se discute la instalación de un centro de inmigrantes en la isla, alcanza niveles vomitivos, y echa por tierra los intentos que desde las distintas instituciones de la isla se hacen por favorecer la integración y la reflexión sensata sobre el fenómeno inmigratorio.
En una época como esta, con la recesión y la incertidumbre económica a la vista, lo que menos necesitamos son incendiarios como el Sr. Inmorales, que no parece comprender que por encima del asqueroso uso partidario de un problema como la inmigración está el garantizar la convivencia entre todos los que a día de hoy vivimos en esta isla.