Por lo general, todos (incluso los políticos) estamos cansados de decir que esta sociedad está necesitada de ciudadanos más responsables, mejor informados, con espíritu crítico y que sepan defender como es debido el cumplimiento de la ley.
Es por eso que cuando aparece alguien que tan claramente reúne esas características, y además es perseguido por ello, no podemos sino aplaudirle y festejarlo como se merece, máxime si encima la persona en cuestión dio un recital por todo lo alto ante un juez que deberá optar entre mandarle tres años a la cárcel (que es lo que pide el todavía Fiscal jefe de Lanzarote como denunciante) o absolverlo (que es lo que pide el sentido común y toda la gente, que no somos pocos, que apoyamos a Gonzalo Muralla).
El pasado miércoles no fue un juicio lo que tuvo lugar en los juzgados de Arrecife, sino una fiesta de la democracia, donde un ciudadano, que sabía muy bien lo que decía, defendía sus derechos a pesar del poder y la posición de quien tenía enfrente.
Si la reciente comisión creada por el Ayuntamiento de Arrecife para cambiar el nombre de algunas calles de la capital acepta sugerencias, desde aquí le mandamos una: Calle Gonzalo Murillo (héroe de La Bufona).