Fabiancito presentó el otro día las alegaciones de su partido pro-corrupción dejando claro que eso de limitar el crecimiento turístico es malo malísimo, sobre todo para su bolsillo. La palabreja que se inventó fue la del “conservacionismo involucionista”, que citó como si supiera de lo que estaba hablando.
Esa ha sido una de las estrategias históricas de los defensores del todo vale en la isla: rebuznar que el problema es que hay algunos que no quieren que se mueva una piedra. Pero no, el problema es que hay algunos, como Fabiancito o el cantinero, empeñados en que los de siempre mueven las piedras cómo y donde quieran, mientras las instituciones bailan al son que el dinero les canta.
Por cierto, si el PIOL es un documento de la mayor importancia para el futuro de la isla, los partidos mayoritarios deberían tomarse algo más en serio las alegaciones que presentan. Las dos conocidas hasta ahora, las del PIL y las del PSOE, parecen estar redactadas por los guionistas de Barrio Sésamo.