Entrevistas con alcaldes: Teguise

Se llama Oswaldo Betancort García, tiene 35 años y es natural de Tahíche. Licenciado en Derecho, empresario de profesión, está casado y tiene una hija. Su inicio en política comenzó con su afiliación a Coalición Canaria en 2004 y ha sido presidente del Comité Local de Teguise desde 2008. El 28 de enero de este año, durante la presentación pública de su candidatura a la alcaldía de Teguise, citó a John F. Kennedy, uno de sus grandes ídolos de la adolescencia junto a Kardomillo y Los Coquillos.

Elegido alcalde en las elecciones del pasado mes de mayo, Betancort se fijó como reto personal crear empleo en el municipio, razón por la cual ha decidido pagar a los proveedores del ayuntamiento, algunos de los cuales llevaban sin cobrar desde 2004.

“Esto supondrá un sobreesfuerzo porque tendremos que pedir un crédito de casi un millón de euros a devolver en tres años, pero prefiero estar endeudado con el ICO, que es uno solo y no vive cerca de mi casa, que con 101 empresarios, que siempre vienen al despacho a decirme ‘qué hay de lo mío”, comenta Betancort en relación a la financiación solicitada por el consistorio para pagar algunas facturas pendientes.

Sobre su entrada en política, Betancort recuerda el día en que tomó la decisión: “estaba sentado en el retrete limpiando mi flauta canaria y de repente me vino a la cabeza un profético poema de Secundino Delgado que decía ‘Lucho porque tengo fe / la operación triunfo llegará / y aunque desvelado esté / sueño una barbaridad’, o algo así. En ese momento supe que había llegado el momento de dar el salto”.

Su afición a la flauta le viene desde muy niño, y comenzó a tocarla casi por instinto básico. “Me encantaba tocarlo todo y soplarlo todo, así que lo mío con la flauta es algo muy profundo”, comenta algo ruborizado.

Tal es su pasión que hasta organiza pequeñas veladas con sus amigos más íntimos, a quienes deleita con su innata habilidad musical, y por las calles de La Villa corre el rumor de que incluso Rita Martín le pidió un concierto privado en una jacuzzi, algo que el alcalde niega con la boca chica. Poco antes de cerrar la entrevista, un vecino le grita a lo lejos “¡Oswaldo, perroflauta!”. Él se sonríe picaronamente y nos dice por lo bajini: “No me preocupa”.

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