Fabián Tecedentes está aprendiendo deprisa las artes de su clan político familiar: mantener un discurso agradable para la mayoría y hacer lo contrario cuando sus minorías aprietan.
O eso es lo que ha hecho con el asunto de la carretera de Tahíche: decir que están en contra de que se construyan más carreteras en la isla (y vender el rollito sostenible, tan de moda en los últimos años), y pedir después al Gobierno canario que haga una nueva carretera entre Tahíche y Arrecife, para tener contentos a los vecinos que se oponen al desdoblamiento de la actual carretera.
Si estos son los nuevos aires del PIL sin Dimas, habrá que ponerse otra vez las mascarillas.