Érase una vez un alcalde ciego. Bueno, en realidad no se sabe si era ciego o si pensaba que todo el mundo a su alrededor lo era. Lo cierto es que el alcalde, también llamado hongo oportunista, fue capaz de decir públicamente que no tiene motivos “para llegar a desconfiar del PIL”.
A ver. El PIL cuenta con 17 imputados (entre ellos, el 25% de sus cargos públicos). A su líder, cuando lo quieren detener, van a buscarlo directamente a la cárcel, y desde la cárcel dirigía la mayor trama corrupta de Lanzarote… ¿qué necesita Candidiasis para desconfiar del PIL? ¿que detengan al 100% de sus cargos públicos? ¿que Dimas confiese que ha estado robando sistemáticamente a los lanzaroteños? ¿que le peguen un tiro en la pierna?
Pero ya sabemos cómo son los políticos, capaces de justificar lo injustificable si con ello logran plantar un icono en la ciudad y poder contar a sus nietos que tal o cual adefesio se construyó gracias a él. Después de todo, el atrincheramiento del alcalde con el apoyo de un partido que vive por y para la corrupción (por no hablar, que ya hablaremos, de la imputación del concejal pepero Joel Delgado), servirá para que dejen de contar aquel chiste de que son el único partido limpio de Lanzarote. Lo que se está viendo es lo que se sospechaba, que no habían chupado por falta de oportunidades y no por falta de ganas.